21 nov 2008

Luis Miguel con sus grandes éxitos en Chile

El cantante mexicano Luis Miguel desplegó en Chile un reguero de baladas y boleros con los que sus seguidoras pusieron el grito en el cielo de la noche santiaguina, donde él se volvió a sentir como estrella, aunque reciba más calor del que emita.

Luis Miguel presentó el jueves su último disco, "Cómplices" (2008), en el primero de los cuatro conciertos que ofrecerá hasta el domingo en el recinto Movistar Arena de Santiago de Chile, donde congregó a unos 8.000 espectadores, en su mayoría mujeres.

El artista necesitó más tiempo del previsto para recuperarse de la visita que durante el día realizó a una viña chilena y no tuvo reparos en demorarse cincuenta minutos más de lo anunciado para hacer su aparición estelar en lo alto del escenario.

Sin embargo, no consideró necesario pedir disculpas por el acusado retraso y el público, lejos de exigírselas, lo recibió con gritos de histeria que, unidos al elevado volumen de la música, llenaron el recinto de un ambiente en ocasiones ensordecedor.

Con traje de chaqueta y corbata negra, el cantante, de 38 años, luciendo su blanca sonrisa entre las letras que escapaban de "Tu imaginación" y "Suave", interpretadas con afectados gestos de pasión.

Tras declararse "encantado" de haber regresado a Chile después de tres años de ausencia, puso acordes de balada con "Tú y yo", "Si te vas" o "Hasta que me olvides", muestras de un cantante que hace del amor todo su repertorio y de su imagen de galán su marca de identidad.

Los sones de boleros llegaron con las declaraciones de "No sé tú", del compositor mexicano Armando Manzanero, y "El día que me guiarás", de su álbum "Segundo Romance", editado en 1995, con las que cautivó a los espectadores, en su mayoría entre los 30 y 50 años.

Luis Miguel se movió por el escenario protegido por la constante sombra de un fornido guardaespaldas, que incluso le agarraba por la espalda cuando el cantante, en un alarde de espontaneidad, estrechaba las manos de seguidoras que le entregaban inofensivos ramos de flores.

Tras recordar "Inolvidable", que interpretó en 1994 en el festival de la ciudad chilena de Viña del Mar, y hacer suyo el popular estribillo de "Bésame mucho", Luis Miguel desplegó bailes repetitivos acompañado de un llamativo espectáculo de luces y sonido.

Baladas como "Amarte es un placer", "Si tú te atreves" y "O tú o ninguna" marcaron el preámbulo de ritmos pop y ambiente discotequero, que lograron poner en pie al auditorio al grito de canciones que marcaron el inicio de su carrera, como "Los muchachos de hoy" o "Cuando calienta el sol".

Después de lanzar al público camisetas y globos, Luis Miguel dio por finalizado el concierto, pero regresó para interpretar una canción más y cumplir así una hora y cuarenta y cinco minutos de recital, justo el tiempo que había marcado con anterioridad.

Tras tres días en Santiago, en los que apenas salió de la suite del lujoso hotel en que se hospeda, Luis Miguel se limitó a repartir sonrisas y consabidos mensajes de amor a un público entusiasmado que pagó entre 26 y 260 dólares por ver a un hombre que se sabe ídolo y lo demuestra.